I Nociones preliminares
Al estudiar la temática de la moral, pronto
descubrimos la existencia de un tipo particular de valores, denominados valores
morales. Los cuales poseen inmensa importancia, pues su aparición implica
una diferencia radical entre el actuar del hombre y el de los demás seres
animados.
Es posible establecer que la conciencia moral, la
libertad y la responsabilidad se transforman en el fundamento básico y
necesario de la vida humana. Todo ello, por supuesto en un ambiente social, que
es el único propicio para la realización del hombre. Es decir, se pone en
evidencia que los valores son esenciales para el hombre y su vida, la cual
desarrolla junto a otras libertades. Se hace imprescindible entonces conocer y
comprender los fundamentos de la vinculación que surge entre vida humana,
valores y sociedad. Esa ardua tarea, y de problemática creciente, es asumida
por una disciplina filosófica, denominada Ética.
La Ética busca descubrir, clarificar y comprender las
relaciones que se establecen entre el actuar humano, los valores y las normas
morales que se gestan y desarrollan en la vida social.
Desde que el hombre se agrupa en sociedades tuvo la
necesidad de desarrollar una serie de reglas que le permitieran regular su
conducta frente a los otros miembros de la comunidad. De manera que la moral es
una constante de la vida humana. Los hombres no pueden vivir sin normas y
valores. Es por esto que se ha caracterizado al hombre como un "animal
ético". Sólo el hombre puede dirigirse hacia el futuro. Sólo él puede
formarse una idea de un estado de cosas más deseable y poner luego los medios
necesarios para llevarlo a la realidad. El hombre puede protestar, ir al paro,
manifestarse o sublevarse, con una visión de un estado de cosas que 'debiera
ser'. Los demás animales sólo pueden morder, arañar, golpear o huir <siempre
en un eterno presente>. Si se prescinde de este aspecto de la experiencia
humana que es lo moral, se tendrá una imagen que es bastante incompleta o
fragmentaria del hombre y su cultura.
La Ética nos ilustra acerca del porqué de la conducta
moral. Los problemas que la Ética estudia son aquellos que se suscitan todos
los días, en la vida cotidiana, en la vida escolar, en la actividad
profesional, etc. Problemas como: ¿qué comportamiento es bueno y cuál malo?,
¿se es libre para realizar tal o cual acción?, ¿quién nos obliga a realizar
esta acción?, entre estas dos acciones, ¿cuál se debe elegir?, etc.
En un resumen preliminar, podemos apreciar que la
importancia de la Etica nace por su preocupación principal, que nos atañe
directamente: la actividad humana, en tanto actividad regida por principios
ajenos a la determinación y necesidad que existe en el resto de los seres que
pueblan la tierra. Principios que hemos de denominar valores morales.
II Definición etimológica de la ética
1.- La palabra Ética procede del vocablo ethos que
posee algunos significados fundamentales:
El más antiguo de ellos fue 'residencia', 'morada', o
'lugar donde se habita'. Se usó primariamente en poesía, y hacía referencia a
los lugares donde viven o crían los animales, a los lugares habituales o
propios de ellos, sus madrigueras y sectores de alimentación.
Posteriormente este concepto adquirió otro matiz:
mantuvo el sentido de 'lugar', pero esta vez no exterior o físico (tal como
'país en el que se vive'), sino interior, entendiéndose esto como una 'actitud
interior', que sería el suelo firme, el fundamento del actuar, la raíz de la
que brotan todos los actos humanos. Esta segunda acepción cambia el enfoque
desde 'lugar o morada' (carácter geográfico) a una 'disposición' o 'actitud'
(carácter psicológico-moral) que estaría en el hombre, en su interior, desde
donde emergería hacia fuera (sociedad) en forma de conductas o comportamientos
morales.
Ahora bien, Aristóteles fue quien impuso la acepción
con la que actual y tradicionalmente se ha encarado y comprendido el concepto
Ética. Según este autor significa 'modo de ser' o 'carácter'. Conceptos que se
apoyan mutuamente para dar origen a un significado mucho más amplio, de mucho
más alcance: 'modo de ser' ha de entenderse como 'forma de vida', la cual se
verificá en la adquisición de un 'carácter' particular, que se va apropiando,
incorporando a lo largo de la vida.
En términos generales, se debe entender la Ética en
los términos señalados en el párrafo anterior, pues ese es el modo que ha
servido de base para todos los enfoques posteriores.
2.- Así pues, el ethos, el carácter que se va
adquiriendo, gestando, madurando y ejercitando desde la infancia, es el
resultado de los hábitos, de una repetición sistemática y permanente de actos
semejantes (de una misma o parecida calidad moral). El ethos entonces es lo
creado, lo configurado en y por el hombre, y constituiría su segunda
naturaleza. Al mismo tiempo sería la instancia que facilitaría la gestación de
nuevos actos que, realizados y reforzados, constituirían nuevos hábitos que
enriquecerían el ethos o carácter.
Una característica del ethos, entendido como conjunto
de hábitos y maneras de ser del hombre, es su sentido no natural. En efecto, el
ethos, según la tradición griega, implica una serie de costumbres adquiridas
por hábito y no innatas; el ethos significa una conquista del hombre a lo largo
de su vida. En este sentido, se dice que el ethos constituye una segunda
naturaleza; se trata de un conjunto de hábitos de los cuales el hombre se
apropia, modificando su naturaleza... Comenta Aristóteles, refiriéndose a las
virtudes éticas o morales: las virtudes no nacen en nosotros ni por naturaleza
ni contrariamente a la naturaleza, sino que, siendo nosotros naturalmente
capaces de recibirlas, las perfeccionamos en nosotros por la costumbre.
III Estructura antropológica de la moralidad
Una de las maneras de expresar gráficamente la trama
de relaciones que se dan entre los ACTOS, LOS HABITOS, EL MODO DE SER, etc. del
ser humano, que conforman la estructura de la moralidad, podría ser una figura
concéntrica donde, manteniendo un orden 'por capas', los números 1, 2, 3, 4
representen los estratos siguientes, dejando el número 1 al centro, como núcleo
generador:
4. Los ACTOS
3. Los HABITOS
2. El MODO DE SER - CARACTER - MORADA - PERSONALIDAD
1. El YO INTIMO, LIBRE y PERSONAL.
4. Los ACTOS son la expresión de los Hábitos, brotan
de los Hábitos; a su vez, son los que crean los Hábitos.
3. Los Hábitos son engendrados por la repetición de
actos. Los Hábitos cumplen una función dual:
- Por una
parte, crean pautas conductuales que, en el fondo, parecen automatizar al
hombre; por ello es inevitable observar un dejo de mecanicismo que
condiciona la libertad y puede crear una malla de conductas que se podría
caracterizar como 'rutina'.
- Por otro
lado, si bien es cierto que tienen la tendencia a mecanizar o rutinizar
las conductas del hombre, pueden también representar, por lo mismo, una
ayuda o apoyo, en el sentido de que al automatizar las acciones más
triviales o accesorias, necesarias para la sobrevivencia (a saber: hábitos
de responsabilidad en el trabajo, en el estudio, etc.), permiten al hombre
quedar más libre para lo que sea importante: pensar, crear, etc.
2. El MODO DE SER - CARACTER - MORADA - PERSONALIDAD:
El carácter es la síntesis de los Hábitos y Actos, que al fraguarse o
sedimentarse, forman, a su vez, el carácter o modo de ser.
1. El Yo Personal, íntimo, es la esfera de la libertad
espiritual en donde se gestan aquellas respuestas que pueden, si así se estima,
saltarse los hábitos y el modo de ser, para actuar bien o mal. Es el lugar en
donde germinan las acciones y actitudes nuevas, según la presión del medio
interior (conciencia moral) o medio exterior (sociedad, costumbres, etc.). En
el fondo, aquí es donde se muestra en toda su profundidad la complejidad del
ser humano.
Dos perspectivas, por tanto, son posibles sobre
nuestro yo. Bajo una perspectiva centrípeta vemos cómo nuestros ACTOS se van
sedimentando en HABITOS que, estructurados íntimamente, 'nos hacen llegar a ser
aquello que hacemos o hicimos'. Bajo una perspectiva centrífuga, por el
contrario, veremos cómo nuestro carácter, nuestra personalidad moral o modo de
ser adquirido o segunda naturaleza, intenta manifestarse al exterior por medio
de actos libremente elegidos, a espaldas o en contra muchas veces del
determinismo o automatismo impuesto o propiciado por los HABITOS.
Así pues, para completar el gráfico con que hemos
pretendido representar los tres niveles de la vida moral, debemos dibujar un
cuarto círculo concéntrico dentro del más pequeño, el del carácter. Sería el
círculo del YO, del ESPIRITU LIBRE, capaz en un momento dado de la vida, de
remontarse y saltar sobre la barrera del carácter y de los hábitos y alumbrar
un acto absolutamente nuevo, original, indeterminado: libre.
La posibilidad de actos como el arrepentimiento y la
conversión no tendrían otra explicación que la posibilidad de escapar al determinismo
de la segunda naturaleza.
IV Definición de
la ética por su objeto de estudio
Teniendo en cuenta que a cada ciencia le corresponde
un objeto de estudio particular y reconociendo el posible carácter
científico de la Ética, su objeto de estudio ya lo hemos mencionado al afirmar
la importancia de los valores morales, los cuales están circunscritos a la
Moral. Es entonces, la Moral el objeto o tema de estudio de la Ética. Pero como
la Moral tiene un carácter humano y social, puede ampliarse esta definición.
Así tenemos que: La Ética es la disciplina filosófica que estudia el
comportamiento moral del hombre en sociedad.
La Ética necesita de la Moral para sacar sus
conclusiones, para explicarla, para elaborar sus hipótesis y teorías, pero ello
no significa que la tarea de la Ética consista en inventar o crear la Moral.
La Moral entonces, es consustancial al ser del hombre
en la medida en que éste es un ser activo, que despliega su voluntad en la
realidad natural y social, en forma consciente, libre y, por lo tanto,
responsable. De aquí se sigue que sólo el hombre es un ser moral, dado que en
la realidad infrahumana sólo existe la necesidad y el determinismo de las
conductas instintivas.
Ahora bien, la Ética se interesa por este actuar
humano desde un punto de vista exclusivo y esencial: la conducta humana en
tanto es regida, orientada e inspirada por valores, en tanto actúa según los
ejes justo/injusto, debido/indebido, etc.
Existir es actuar. El hombre es ante todo acción. Esto
es algo fundamental en la Ética que estudia precisamente la acción humana en
cuanto tal (es decir, libre). En realidad, casi cualquier acción humana libre
es, de por sí, moral (catalogable en términos de 'bueno’ o 'malo'). Algunas de
estas acciones probablemente, la mayoría- parecen fluir de un modo casi
espontáneo y natural: estoy trabajando, me relaciono con los demás y los
respeto...no hay esfuerzo aparente, ni sensación de lucha o tensión. En cambio,
en otros momentos, la acción es dolorosa: hay que vencer contradicciones exteriores
y se vive un conflicto interior. Es precisamente en los conflictos cuando se
hace más evidente el carácter humano y moral de nuestra acción.
Como se puede apreciar, la acción humana en tanto
humana es complejísima. El determinismo vigente para la realidad natural,
plantea un desafío para el hombre en su vida personal y social. Al descubrir
que nada está escrito en cuanto al destino, a su destino particular, y que es
portador de una conciencia que le hace reconocer su propia libertad, surge el
desconcierto, la duda, el temor, la angustia; y ante el error, la culpa y el
remordimiento. Se pregunta entonces, ¿qué es lo que debo hacer?, ¿qué no debo
hacer?, ¿por qué?, etc. Aquí se hace presente el Conflicto, en donde se
trasluce el carácter moral y humano que interesa a la Ética.
Bibliografía
consultada:
1)
"Ética", Gustavo Escobar Valenzuela, Mc Graw-Hill, México, 1990 (2º
edición).
2)
"Ética", Adolfo Sánchez Vázquez, México, Ed. Crítica, 1978.
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